lunes, 5 de noviembre de 2007

PELIGROS

En su afán por ganar masa muscular, muchos recurren a la acción de las hormonas masculinas. La testosterona afecta a todos los sistemas y tejidos, cumpliendo dos funciones principales: la androgénica, que promueve la masculinización, y la anabólica, formadora de tejidos.
Existen sustancias sintéticas, los anabolizantes artificiales, que causan respuestas similares a las producidas por la corteza adrenal y los testículos. Estos esteroides activan genes específicos, aumentando el metabolismo de las proteínas, estimulando la producción de glóbulos rojos, y produciendo un aumento artificial del volumen muscular. Pero tienen muchos efectos perjudiciales que es necesario conocer, entre los que se destacan el acné, aumento del deseo sexual acompañado a veces de impotencia; atrofia testicular con disminución en la producción de espermatozoides; aumento del tamaño de las mamas; agrandamiento e inflamación de la próstata, disfunción renal y aumento de la agresividad.
En los adolescentes pueden provocar el cierre prematuro del cartílago de crecimiento de los huesos largos con detención del crecimiento. En las mujeres provocan trastornos del ciclo menstrual y masculinización; crecimiento del vello facial y corporal, agrandamiento del clítoris, engrosamiento de la voz.
Finalmente, que los anabólicos esteroides produzcan ganancia muscular no significa que aumenten la fuerza, la resistencia y agilidad.
Otro riesgo que corren los amantes de las pesas es la adicción al ejercicio, también llamada Vigorexia. Se trata de un trastorno en el cual se realizan prácticas deportivas en forma casi irracional y compulsiva, sin importar las consecuencias para la salud. El fisco culturismo es uno de los deportes que más comúnmente está relacionado con este tipo de trastorno.
El exceso de ejercicio está relacionado con las endorfinas, hormonas con propiedades similares a la morfina, que actúan como analgésicos orgánicos.
Cuando se practica deportes hasta extenuarse el organismo comienza a producir estas sustancias para aliviar los síntomas, y esto permite poder continuar el trabajo por más tiempo cada día. A medida que pasa el tiempo se requerirá una cantidad cada vez mayor para poder soportar el dolor, lo que acarreará serias consecuencias. Todo esto lleva al desarrollo de una verdadera adicción a las endorfinas.
Cuando se pierde el verdadero objetivo de las prácticas deportivas, el bienestar, los riesgos pueden ser mayores que los beneficios.

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